
Al comenzar una relación de arrendamiento, contar con un contrato detallado y claro es más que una obligación legal: es una protección para ambas partes involucradas. Este documento no solo cumple la función de formalidad, sino que es una herramienta esencial que define cómo se llevará a cabo la ocupación de la propiedad, y establece las obligaciones y derechos tanto para el arrendador como para el arrendatario.
Un contrato bien estructurado debe incluir aspectos clave como el monto mensual del arrendamiento, la duración del contrato, las condiciones de uso del inmueble, las pautas para su renovación, los incrementos autorizados, así como quién será responsable de cada tipo de reparación o mantenimiento. Además, puede especificar restricciones sobre el subarriendo, los usos permitidos y cualquier otra condición particular adaptada a las características de la propiedad y las necesidades de las partes.
En Colombia, estos contratos deben ajustarse a la Ley 820 de 2003, que regula los arrendamientos de viviendas urbanas, asegurando así una protección jurídica para propietarios y arrendatarios.
En Arrendamientos Villacruz, nos aseguramos de que cada contrato esté revisado y aprobado por abogados expertos en derecho inmobiliario